Lunar nevus: tipos, riesgos y cuándo revisarlo

Lunar nevus

Los lunares son parte del mapa de nuestra piel. Algunos aparecen en la infancia, otros en la adolescencia y, con el paso del tiempo, se convierten en señales únicas de identidad. Sin embargo, no todos los lunares son iguales ni transmiten la misma seguridad.

En dermatología, el término correcto es lunar nevus, y conocer sus características, tipos y riesgos es esencial para diferenciarlos de lesiones que sí pueden comprometer la salud.

En este artículo descubrirás qué es un lunar nevus, cuáles son los tipos más comunes, en qué casos revisarlo y qué medidas preventivas puedes adoptar. La información está pensada para brindarte tranquilidad, pero también para invitarte a consultar con especialistas ante la mínima duda.

¿Qué es un lunar nevus?

Un lunar nevus es una proliferación benigna de melanocitos, las células encargadas de producir melanina, el pigmento que da color a la piel, el cabello y los ojos.

Estos nevus se presentan como pequeñas manchas o bultos de tonalidad marrón, negra o incluso rosada. Aunque la mayoría son inofensivos, algunos pueden transformarse con el tiempo en lesiones malignas, como el melanoma.

Por eso, aunque convivir con lunares es totalmente normal, aprender a reconocer sus características y vigilar cambios es clave para cuidar la salud cutánea.

Tipos de nevus

No todos los lunares son iguales. Según su origen, apariencia y comportamiento, los dermatólogos distinguen distintos tipos de nevus. Estos son los más relevantes:

1. Nevus de la unión

  • Características clínicas: suelen ser planos, aunque en ocasiones presentan una ligera elevación. Miden aproximadamente entre 1 y 10 mm y van del marrón claro al negro intenso.
  • Histología: se originan por la presencia de nidos de melanocitos en la unión dermoepidérmica.

2. Nevus compuestos

  • Características clínicas: de tonalidad marrón claro u oscuro. Pueden ser planos, ligeramente elevados o muy sobreelevados, con un tamaño de 3 a 6 mm.
  • Histología: los melanocitos se acumulan tanto en la unión dermoepidérmica como dentro de la dermis.

3. Nevus intradérmico

  • Características clínicas: suelen ser del color de la piel, aunque también pueden ser marrones. Presentan diversas texturas: lisos, pilosos o verrugosos, generalmente elevados y con un tamaño de 3 a 6 mm.
  • Histología: los melanocitos y nevocitos se localizan casi exclusivamente dentro de la dermis.

4. Nevus en halo (o nevus de Sutton)

  • Características clínicas: cualquier tipo de lunar rodeado por un anillo despigmentado de 2 a 6 mm, producto de una reacción autoinmune.
  • Histología: similares a otros nevus, pero con inflamación y pérdida de melanocitos en la zona del halo cutáneo.

5. Nevus azul

  • Características clínicas: se presentan como lesiones de tono gris azulado, generalmente pequeños (2 a 4 mm), planos o ligeramente elevados.
  • Histología: formados por melanocitos dendríticos muy pigmentados y melanófagos dispersos en la dermis.

Riesgos asociados a un lunar nevus

En la mayoría de los casos, los lunares nevus no representan un problema. Sin embargo, el principal riesgo es su posible transformación en melanoma, un cáncer de piel que, detectado a tiempo, tiene alta tasa de curación.

Algunos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de complicaciones son:

  • Antecedentes familiares de melanoma.
  • Presencia de más de 50 lunares en el cuerpo.
  • Exposición solar intensa y sin protección.
  • Piel clara, ojos claros y cabello rubio o pelirrojo.
  • Haber sufrido quemaduras solares en la infancia.
  • Existencia de nevus displásicos o congénitos gigantes.

Cuándo revisar un lunar nevus

No todos los lunares necesitan una consulta inmediata, pero existen criterios claros que ayudan a decidir cuándo acudir al dermatólogo. La regla más utilizada es la del ABCDE:

  • A (Asimetría): si la mitad del lunar no es igual a la otra.
  • B (Bordes): irregulares, difusos o dentados.
  • C (Color): mezcla de varios tonos en una misma lesión.
  • D (Diámetro): mayor a 6 mm.
  • E (Evolución): cualquier cambio en tamaño, forma, color o síntomas (picor, sangrado, dolor).

Además, se recomienda revisión si:

  • Un lunar aparece de manera repentina en la edad adulta.
  • Cambia su textura y se vuelve rugoso, ulcerado o sangrante.
  • Se acompaña de inflamación, enrojecimiento o secreción.
  • Existe un historial familiar de cáncer de piel.

Diagnóstico dermatológico

El diagnóstico de un lunar nevus lo realiza un dermatólogo mediante una exploración clínica y, si es necesario, con técnicas complementarias:

  • Dermatoscopia: herramienta que permite ver estructuras invisibles al ojo humano.
  • Fotografía digital: útil para hacer seguimiento en el tiempo.
  • Biopsia: extracción de una pequeña muestra si hay sospecha de malignidad.

Contar con especialistas es la mejor garantía para diferenciar entre un lunar inofensivo y una lesión que requiere atención.

Tratamientos disponibles

En la mayoría de los casos, los lunares nevus no necesitan tratamiento. Solo se recomienda extirparlos si:

  • Generan sospecha de malignidad.
  • Provocan molestias físicas (por roce o traumatismos).
  • Representan una preocupación estética para el paciente.

Los tratamientos más comunes incluyen:

  • Extirpación quirúrgica: con anestesia local, rápida y segura.
  • Láser dermatológico: en casos seleccionados y principalmente con fines estéticos.

La elección del tratamiento dependerá siempre del diagnóstico médico.

Prevención: cómo cuidar la piel si tienes lunares

Los lunares no se pueden evitar, pero sí es posible reducir el riesgo de complicaciones siguiendo medidas sencillas:

  • Usa protector solar todos los días, incluso en invierno.
  • Evita la exposición solar intensa, sobre todo en horas pico.
  • No recurras a cabinas de bronceado.
  • Realiza autoexploraciones mensuales frente al espejo.
  • Acude a una revisión dermatológica anual.
  • Fotografía tus lunares para detectar cambios sutiles.

Bienestar estético y emocional

El lunar nevus es una de las manifestaciones cutáneas más frecuentes y, en la mayoría de los casos, inofensiva. Sin embargo, conocer sus tipos de nevus, los riesgos asociados y los signos de alarma es fundamental para mantener la salud de la piel y detectar a tiempo posibles complicaciones.

Con una rutina de prevención, revisiones periódicas y el acompañamiento de especialistas, es posible convivir con los lunares sin miedo, disfrutando de una piel cuidada y saludable.

Además del aspecto médico, los lunares forman parte de la identidad de cada persona. Si la preocupación es principalmente por tu aspecto, lo mejor es visita nuestro centro de estética, donde podrás recibir orientación profesional y tratamientos adaptados a tus necesidades únicas.

Podría interesarte

¿Ya eres paciente?

Selecciona la opción que mejor se adapte a ti para continuar con tu cita.