¿Has notado enrojecimiento, picor o descamación persistente en alguna zona del cuerpo? ¿Te preocupa que pueda tratarse de una infección fúngica y no sabes si puedes contagiar a otros? Los hongos en la piel y en las uñas son más comunes de lo que imaginas, y también más contagiosos de lo que muchos creen.
En este artículo resolvemos las dudas más frecuentes sobre su transmisión, te explicamos cómo prevenir el contagio y qué cuidados cotidianos son clave para mantener tu piel sana.
¿Los hongos son contagiosos?
Sí. Los hongos en la piel y en las uñas son contagiosos, aunque no todas las personas expuestas los desarrollan. La posibilidad de contagio depende de factores como:
- El tipo de hongo (dermatofitos, levaduras como candida o mohos).
- La cantidad de microorganismos presentes.
- El estado de salud de la persona expuesta (inmunodepresión, diabetes, piel lesionada, etc.).
- La higiene y las condiciones de humedad o calor del entorno.
¿Cómo se contagian los hongos?
Los hongos pueden transmitirse de varias maneras:
1. Contacto directo
- Piel con piel: es común en deportes de contacto (como judo, lucha libre o fútbol).
- Contacto íntimo o sexual.
2. Contacto indirecto
- Superficies contaminadas: duchas públicas, vestuarios, suelos de gimnasios.
- Objetos personales: toallas, limas, zapatos, calcetines, alfombras, máquinas de pedicura no esterilizadas.
3. Autocontagio
- Si tienes hongos en una parte del cuerpo (por ejemplo, entre los dedos del pie), puedes extender la infección a otras zonas si te rascas y luego tocas otras partes sin lavarte las manos.
¿Los hongos en las uñas son contagiosos?
Sí, los hongos en las uñas —u onicomicosis— también son contagiosos. Aunque su progresión suele ser más lenta que la de los hongos en la piel, son más difíciles de tratar y erradicar.
La onicomicosis puede transmitirse:
- Por compartir limas o cortauñas sin desinfectar.
- A través del uso de calzado ajeno o mal ventilado.
- En piscinas, gimnasios y spas sin higiene adecuada.
- Por contacto íntimo o familiar en el entorno doméstico.
Además, muchas personas no son conscientes de que la uña está infectada hasta que ya está muy deteriorada, lo que incrementa el riesgo de contagio.
¿Qué señales indican que podrías tener hongos?
Las manifestaciones varían según el tipo de hongo y la zona afectada, pero los síntomas más frecuentes son:
En la piel
- Manchas rojas o marrones con borde definido.
- Picor persistente.
- Descamación o grietas, especialmente entre los dedos de los pies (pie de atleta).
- Lesiones circulares que se expanden.
En las uñas
- Cambio de color (amarillento, blanquecino o verdoso).
- Engrosamiento o deformidad.
- Fragilidad o desmoronamiento del borde ungueal.
- Desprendimiento parcial de la uña.
Cuidados diarios para evitar contagiarte o contagiar a otros
Prevenir el contagio de hongos no requiere medidas extremas, pero sí hábitos de higiene y autocuidado constantes, sobre todo en ambientes cálidos, húmedos o compartidos. Aquí tienes las recomendaciones esenciales:
1. Mantén la piel limpia y seca
- Sécate bien, sobre todo entre los dedos de los pies, las ingles y las axilas.
- Evita quedarte con ropa húmeda tras hacer ejercicio o nadar.
2. Evita caminar descalzo en lugares públicos
- Usa chanclas en vestuarios, duchas compartidas, piscinas o spas.
- Las baldosas húmedas son el hábitat perfecto para la proliferación fúngica.
3. No compartas objetos personales
- Toallas, limas, calzado, calcetines y maquinillas deben ser de uso exclusivo.
- Si vas a una pedicura, asegúrate de que el instrumental esté esterilizado.
4. Elige bien el calzado
- Opta por zapatos transpirables, preferentemente de materiales naturales.
- Alterna el calzado diario y déjalo ventilar al menos 24 horas entre usos.
- Usa polvos antifúngicos si sueles sudar mucho en los pies.
5. Atención a la ropa deportiva
- Lávalo todo después de cada uso, especialmente las medias, camisetas y sujetadores deportivos.
- No guardes la ropa usada en bolsas cerradas durante horas.
6. Refuerza tu sistema inmunológico
- Una dieta equilibrada, descanso suficiente y buena hidratación fortalecen tu barrera cutánea y tu inmunidad general.
7. Si tienes hongos, trata la infección hasta el final
- Muchas personas abandonan el tratamiento cuando los síntomas desaparecen. Error común: los hongos pueden permanecer latentes y volver con más fuerza.
- Utiliza los productos indicados (antifúngicos tópicos u orales) durante el tiempo completo recetado.
- Consulta con un experto en dermatología si los síntomas persisten o reaparecen.
Si sospechas que puedes tener una infección fúngica o no estás seguro de cómo tratarla correctamente, lo mejor es consultar con un experto en dermatología. Un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado son fundamentales para cortar el ciclo de contagio.
¿Qué ocurre si no trato los hongos?
Ignorar una infección por hongos puede llevar a complicaciones como:
- Propagación a otras zonas del cuerpo.
- Contagio a familiares o personas cercanas.
- Mayor dificultad en el tratamiento (infecciones crónicas o resistentes).
- En el caso de las uñas: destrucción total de la lámina ungueal, dolor al caminar y alteraciones estéticas notables.
¿Qué puedo hacer si convivo con alguien que tiene hongos?
Si vives con alguien que padece una infección fúngica, las medidas de prevención deben extremarse, pero no es necesario aislar a la persona. Algunos consejos:
- No compartáis calzado ni ropa.
- Limpia con regularidad las superficies del baño y la ducha con productos antifúngicos.
- Lava las toallas, sábanas y prendas íntimas a más de 60 °C.
- Evita el contacto directo con la zona afectada.
¿Por qué algunas personas tienen más tendencia a desarrollar hongos?
Hay perfiles con mayor predisposición a las infecciones fúngicas:
- Personas con diabetes.
- Deportistas o personas con hiperhidrosis (sudoración excesiva).
- Usuarios frecuentes de duchas o piscinas públicas.
- Personas inmunodeprimidas (por tratamientos o enfermedades).
- Personas mayores (la piel envejecida tiene menor resistencia a agentes infecciosos).
¿Los tratamientos caseros funcionan?
Los remedios naturales (como el vinagre de manzana, el aceite de árbol de té o el ajo) pueden ayudar en fases muy leves o como apoyo, pero no sustituyen al tratamiento médico.
En muchos casos, automedicarse o confiar solo en remedios caseros retrasará la curación y aumentará el riesgo de contagio. Un antifúngico bien indicado (en crema, spray, esmalte o comprimido) es mucho más eficaz y seguro.
La prevención empieza en casa
Los hongos en la piel y en las uñas sí son contagiosos, pero con una combinación de higiene diaria, cuidados personales y atención médica adecuada, puedes prevenirlos o tratarlos eficazmente. Incorporar pequeñas rutinas de cuidado —como secarte bien los pies, no compartir objetos personales y tratar a tiempo cualquier signo de infección— marcará una gran diferencia tanto para tu salud como para la de los que te rodean.
Ante cualquier duda, molestia persistente o infección recurrente, no lo dejes pasar: consulta con un experto en dermatología y pon tu piel en buenas manos.