Los angiomas son lesiones benignas comunes en la piel que, aunque generalmente inofensivas, pueden generar inquietud estética o incluso molestias físicas. Comprender sus tipos, causas, evolución y opciones de tratamiento es esencial para gestionarlos adecuadamente y proteger la salud cutánea.
¿Qué son los angiomas?
Los angiomas son malformaciones vasculares benignas, originadas por un crecimiento anormal de los vasos sanguíneos (capilares, venas o arterias) o linfáticos en la piel y, en algunos casos, en órganos internos. Se trata de acúmulos de vasos sanguíneos que se dilatan y se agrupan, formando pequeñas lesiones visibles a simple vista o mediante técnicas de imagen médica.
Estas lesiones se manifiestan de diferentes formas:
- Manchas planas de color rojo o púrpura, conocidas como angiomas planos, generalmente presentes desde el nacimiento o infancia.
- Pápulas elevadas, como los angiomas en cereza, que surgen habitualmente en la edad adulta y pueden aumentar en número con el tiempo.
- Lesiones complejas, como los hemangiomas infantiles o los angioqueratomas, que presentan crecimiento rápido y superficie rugosa o aterciopelada.
Aunque los angiomas son benignos y no cancerosos, su presencia puede generar preocupación estética, especialmente si se localizan en el rostro, cuello o zonas visibles. Además, ciertos angiomas, aunque raramente, pueden ocasionar molestias físicas, sangrado al roce o inflamación localizada.
Los angiomas se diferencian de otras lesiones cutáneas por su comportamiento vascular: se llenan de sangre cuando se aplica presión y suelen desaparecer temporalmente al comprimir la zona, lo que ayuda a diferenciarlos de manchas pigmentarias como lunares o pecas.
Comprender qué son los angiomas es fundamental, ya que esto permite distinguir entre lesiones benignas y señales que podrían requerir atención médica especializada, evitando intervenciones innecesarias o retrasos en el diagnóstico de condiciones más graves.
Causas y diagnóstico
La aparición de angiomas puede estar influenciada por diversos factores:
- Genética: Antecedentes familiares de angiomas aumentan la predisposición a desarrollarlos.
- Edad: Son más frecuentes a partir de los 30 años, sobre todo los angiomas en cereza.
- Cambios hormonales: El embarazo y la terapia hormonal pueden favorecer su aparición.
- Traumatismos cutáneos: Golpes, raspaduras o cirugías previas pueden inducir angiomas en la zona afectada.
El diagnóstico se realiza mediante evaluación clínica. En casos complejos, se utiliza dermatoscopia para examinar la estructura interna de la lesión sin necesidad de biopsia, lo que permite un diagnóstico más preciso y seguro.
¿Los angiomas siempre son benignos?
En la gran mayoría de los casos, los angiomas son lesiones benignas, lo que significa que no son cancerosas ni representan un riesgo grave para la salud. Sin embargo, no todos los angiomas deben considerarse automáticamente inofensivos:
- Angiomas típicos y benignos: La mayoría de los angiomas en cereza, arácnidos y hemangiomas infantiles se desarrollan sin complicaciones y solo requieren seguimiento médico o tratamiento estético por razones cosméticas.
- Angiomas asociados a enfermedades: En ocasiones, la aparición de múltiples angiomas arácnidos puede estar relacionada con alteraciones hepáticas o metabólicas, lo que requiere evaluación médica especializada.
- Lesiones atípicas o de rápido crecimiento: Algunos angiomas que cambian rápidamente de tamaño, color o forma deben ser evaluados por un dermatólogo para descartar otras condiciones vasculares o tumorales.
Clave: Siempre que se detecte un angioma nuevo, doloroso, sangrante o que cambie con el tiempo, es recomendable consultar a un dermatólogo certificado. Evitar la autodiagnosis y las intervenciones con “gurús” de redes sociales garantiza un manejo seguro y adecuado.
Tipos de angiomas
Angioma en cereza (punto rubí)
Se manifiesta como pequeñas pápulas rojas o púrpuras, frecuentes en tronco, brazos o rostro. Son benignos, aunque algunas personas optan por eliminarlos por motivos estéticos.
Angioma arácneo
Conocido como araña vascular, se caracteriza por un punto central rojo con vasos que irradian desde él, semejando una telaraña. Puede asociarse a enfermedades hepáticas si aparecen múltiples lesiones.
Angioqueratoma
Elevaciones rojas, violáceas o negras con capa superficial gruesa. Algunos tipos están vinculados con enfermedades sistémicas, como la enfermedad de Fabry.
Hemangioma infantil
Se presenta en recién nacidos o primeros meses de vida. En la mayoría de los casos desaparece espontáneamente antes de los 10 años, aunque si afecta áreas funcionales, puede requerir intervención médica.
Angiomas en niños
Los angiomas infantiles son especialmente frecuentes y merecen un enfoque específico:
- Hemangiomas infantiles: Son lesiones rojas, elevadas y de rápido crecimiento durante los primeros meses de vida. Generalmente involucionan solos, pero algunos requieren vigilancia si se localizan en áreas funcionales (ojos, boca, vías respiratorias).
- Angiomas planos o “manchas de vino de Oporto”: Son planos, rojizos o violáceos, presentes al nacer y que pueden oscurecerse con la edad. Su tratamiento temprano con láser vascular suele ser eficaz.
- Importancia del seguimiento pediátrico: Un dermatólogo pediátrico evaluará el tipo de angioma, su evolución y decidirá si requiere tratamiento o solo observación.
La intervención temprana es clave para prevenir complicaciones funcionales y mejorar resultados estéticos en la piel del niño.
Cómo prevenir los angiomas
Aunque no todos los angiomas se pueden prevenir, ciertas estrategias reducen su riesgo o limitan su crecimiento:
- Protección solar rigurosa: Aplicar protector solar de amplio espectro y evitar exposición intensa entre las 11:00 y las 17:00 horas protege los vasos superficiales.
- Cuidado de la piel: Mantener hidratación constante, evitar traumatismos repetidos y usar productos adecuados para el tipo de piel ayuda a preservar la integridad vascular.
- Estilo de vida saludable: Dieta equilibrada rica en antioxidantes, evitar tabaco y alcohol excesivo, y controlar el peso protegen la salud de los vasos sanguíneos.
- Vigilancia médica ante cambios hormonales: El embarazo y otros cambios hormonales requieren seguimiento dermatológico para detectar angiomas tempranos.
- Revisiones periódicas con dermatólogo: Permiten identificar lesiones incipientes y aplicar estrategias preventivas adaptadas a cada paciente, optimizando resultados a largo plazo.
Evolución y tratamientos disponibles
La mayoría de los angiomas no generan complicaciones y solo requieren vigilancia. Sin embargo, cuando provocan molestias, sangrado o preocupación estética, existen diversas opciones:
Tratamientos con láser
- Láser de colorante pulsado: Eficaz para angiomas en cereza y araña vascular. Coagula los vasos sin dañar la piel circundante.
- Láser Nd:YAG: Adecuado para lesiones más profundas y resistentes, penetrando hasta la dermis profunda.
Electrodesecación y electrocirugía
Se utiliza corriente eléctrica para destruir la lesión. Ideal para angiomas pequeños y superficiales, con recuperación rápida.
Crioterapia
Congelación con nitrógeno líquido. Provoca necrosis controlada del tejido vascular, útil para lesiones bien delimitadas.
Escisión quirúrgica
Indicada en casos de angiomas grandes, recurrentes o cuando se requiere análisis histopatológico. Permite extirpar la lesión completa con mínima cicatriz si se realiza correctamente.
Cuidados complementarios
- Aplicación de cremas con extracto de castaño de indias o árnica para aliviar molestias locales.
- Evitar exposición solar directa tras el tratamiento láser o quirúrgico para prevenir pigmentación postinflamatoria.
Para un manejo integral y seguro, es fundamental que todos estos procedimientos sean realizados por profesionales expertos en tratamientos dermatológicos y estéticos, quienes pueden evaluar cada caso individual, escoger la técnica más adecuada y garantizar resultados efectivos.
Importancia del tratamiento personalizado
Cada angioma es único. Un enfoque personalizado asegura:
- Elección de la técnica más segura según tipo, tamaño y localización de la lesión.
- Adaptación al estado de salud general y condiciones específicas del paciente.
- Minimización de riesgos y optimización de la recuperación post-tratamiento.
El seguimiento profesional también permite combinar tratamientos médicos y estéticos, logrando mejores resultados tanto en salud como en apariencia de la piel.

